13/5/08

Microfinanza



La inflación anual fue 6.8%
En abril la inflación fue de 0.8 por ciento


El Salvador registró en abril una inflación del 0.8%, con lo que la tasa anual de inflación alcanzó 6.8%, informó el sábado anterior la Dirección de Estadística y Censos del Ministerio de Economía (Digestyc).
Los principales incrementos se observaron en alimentos y bebidas con un 1.5%, restaurantes y hoteles 1.3% transporte 1%, "que en conjunto representan la mitad de los gastos de consumo de una familia promedio''.

Otras agrupaciones que mostraron aumentos de menor magnitud fueron. salud 0.6%, muebles y artículos para el hogar 0.3%, alojamiento, agua, electricidad y gas 0.3%.

El informe indicó que el crecimiento de un 1.5% en alimentos y bebidas fue provocado por los aumentos en los precios del tomate 39.9%, yuca 16.6%, aguacate 12.5% , maíz 9.6%, papaya 8.7%, pan francés 7.8%, manteca vegetal 7.7% y arroz 6.5%.

Detalló que como consecuencia del alza que están experimentando los productos alimenticios de origen nacional e importado, en restaurantes y hoteles se registraron incrementos de 1.4% y 1.6% en almuerzo completo y desayuno, respectivamente.

También a raíz del sostenido crecimiento de los precios internacionales del petróleo y sus derivados en transporte se observaron aumentos en taxi 4.5%, afinado de motor 3.1%, gasolina regular 1.6% y llantas 1.3%.

En Honduras la inflación acumulada alcanzó el 3.6 por ciento en el primer cuatrimestre del año.

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País se mueve hacia economía de servicios

El 38% de la población ocupada trabaja en servicios y 22% en comercio

En los últimos 15 años la sociedad salvadoreña ha transitado de los sectores primario y secundario a ser principalmente una población que produce y subsiste del comercio y los servicios, según la nueva configuración del mapa laboral que arroja el "V Censo de Población y VI de Vivienda".
Los datos proporcionados el sábado y que serán corroborados hoy por el presidente Elías Antonio Saca, revelan que el 37.6 por ciento de la población ocupada, de 16 años en adelante, trabaja en el sector de servicios públicos y privados y el 22.3 por ciento lo hacen en el comercio; le sigue el agropecuario con 16.6%, la industria con 15.8% y la construcción está relegada con 7.6% .

El hecho de que más de la tercera parte de la población en edad de trabajar esté ocupada en servicios públicos y privados, demuestra una mejoría en la calidad de vida de los habitantes, según el analista económico, Claudio de Rosa.

"Todos los estudios demuestran que a medida que un país eleva su nivel de calidad de vida se mueve hacia los servicios", destaca.

Lo que el censo está mostrando también explica, en parte, que esa transición positiva hacia una mejor calidad de vida de los salvadoreños, también es el efecto de una mejora sustancial en la educación de la población, "lo que está influyendo en que vayamos transitando hacia los servicios", insiste el profesional.

De Rosa sostiene que pasar de una estructura productiva basada en los sectores agropecuario e industrial a una economía de servicios, no significa ningún riesgo para la seguridad alimentaria del país.

Eso es lo que ha ocurrido en Europa, Estados Unidos y otros países del mundo, añade; por lo tanto dice, "no es ningún riesgo; al contrario, quiere decir que vamos mejorando los países".

Lo que hay que hacer sobre todo en estos momentos en que se plantea la posibilidad de una crisis alimentaria es que a los campesinos hay que darles más tecnología, para que menos gente pueda producir el doble o el triple en la misma cantidad de tierra, con lo cual se va a mejorar la calidad de vida en las áreas rurales y se garantizará los alimentos para la población, apuntó.

Por eso es tan importante la atención a las zonas rurales para que tengan mejores condiciones de vida y en el sector agropecuario incorporar más tecnología, para que sea más productivo, "porque en la medida que son más productivos, menos campesinos producen mucho más y tienen mejores ingresos", subrayó.

Educación

La transición de una economía agropecuaria y agroindustrial a una predominantemente de servicios, no es productos del azar, sino de las mejoras logradas en los niveles de educación de los habitantes del país, en especial de los jóvenes.

Lo anterior lo confirma que el analfabetismo bajó de 23.9 a 16 por ciento en los niños de 10 a 15 años en 1992 y del 15.1 al 6.4 en la población adolescente y joven entre los 15 y 24 años en 2007, según el censo.

Otro dato muy interesante que ha influido, seguramente, es que el promedio de escolaridad se movió de 6.1 a 7.9 años entre 1992 y 2007 para jóvenes con edades que oscilan de 15 a 24 años.

Adicionalmente a ello, el censo comprobó que el nivel de escolaridad promedio de las personas que trabajan en el sector servicios es de 9.64 años, mientras las que se emplean en el comercio han cursado alrededor de 8.07 años de estudios. También revela una mejoría en vivienda, acceso a agua, energía eléctrica, así como en los indicadores de educación y salud, con lo que los objetivos del milenio se pueden lograr antes de lo previsto, aseguró el economista.

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En El Salvador se están evidenciando signos de esta crisis alimentaria. Productos que son fundamentales en la dieta de los salvadoreños como el maíz, aumentó en más de un 20%, mientras que el fríjol en más de un 80%.




De una semilla nace una planta. De una planta nace un campo. De un campo se nutre una comunidad. Una semilla lo cambia todo. Lindo pensamiento que resume el valor de una semilla, o mejor dicho, lo invaluable que puede ser, parece mentira que ha sido tomado del portal electrónico de Monsanto, la empresa comercializadora de semillas más grande del planeta. Monsanto controla la quinta parte (20%) del mercado mundial de semillas comerciales y junto con las transnacionales Dupont y Syngenta controlan el 39% del mercado, con ganancias superiores a los 9,000 millones de dólares al año.




Obviamente, estas empresas conocen lo estratégico que resulta asegurar el control de las semillas, porque semilla significa producción agrícola y producción equivale a alimentos. No existe nada más desfavorable para un pueblo que depender de otros para su alimentación, y más aún de una empresa privada. El que controla los alimentos controla todo lo demás, la historia nos ha enseñado que los imperios han sido imperios porque entre otras cosas siempre tuvieron comida disponible para su gente y para los pueblos vecinos.




Una gran hambruna asolaba todo el mundo, como el hambre se hacía sentir más y más, de todos los países venían a Egipto a comprar trigo (Génesis, 41, 57), las palabras de la Biblia son reveladoras en este sentido.En los tiempos actuales también es palpable la amenaza de una hambruna. La Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), ya lo advirtió, el precio de los alimentos continuará incrementándose por los próximos diez años. De continuar esta situación más de 500 millones de personas pueden sufrir una hambruna como nunca se ha visto, han expresado sus funcionarios.




De hecho en países como Haití y Egipto, la gente ha comenzado a saquear los establecimientos comerciales a causa de la desesperación que provoca el hambre.También en El Salvador se están evidenciando signos de esta crisis alimentaria. Productos que son fundamentales en la dieta de los salvadoreños como el maíz, aumentó en más de un 20%, mientras que el fríjol en más de un 80%.




El alza del maíz ha hecho que encarezcan las tortillas, los huevos y la carne de pollo, porque el maíz es un insumo para que estos se produzcan. El pan es otro alimento básico que también ha aumentado de sobremanera. La reacción del gobierno frente a esta realidad es tímida e irresponsable. El Ministro de Agricultura, ha pretendido matizar la crisis “profetizando” que estamos frente a una gran oportunidad para nuestros agricultores porque al fin podrán obtener buenos precios por sus cosechas; se le olvida al flamante Ministro, o se hace el olvidado, que los pequeños productores se ven obligados a vender la producción a intermediarios (coyotes) a precios muy inferiores en relación a los que pagamos los consumidores, además se le olvida que los insumos han aumentado en mayor proporción al precio de los alimentos. Un saco de fertilizante fórmula 16-20-0, ha pasado de costar $ 26 en el 2006 a $ 54 en abril de 2008.




Lo que se debe reconocer es que los funcionarios del actual gobierno, han admitido su equivocación al optar por convertir al país en una maquila gigante y descuidar la agricultura. “NOS EQUIVOCAMOS”, expresó recientemente el Ministro de Agricultura, por supuesto que se equivocaron y siguen equivocándose al pretender aprobar una maliciosa Ley de Arrendamiento de Tierras, para romper la barrera de las 245 hectáreas que la constitución establece como porción máxima de tierra en manos de una sola persona, y de esta forma concentrar aún más la tierra o con la perversa idea de reformar el artículo 30 de la Ley de Semillas, que prohibe la comercialización y el uso de semillas transgénicas. ¿Cuántas veces se ha planteado la necesidad de asegurar el alimento y la soberanía alimentaria? y ¿Cuántas veces hemos criticado que no hay autosuficiencia, que el mayor porcentaje de los alimentos que comemos viene de fuera? A estas interrogantes constantes que hacemos los ecologistas y otros grupos sociales, se ha respondido acusándonos de antisistema, de opositores al progreso y de fatalistas, entre otros calificativos. Siempre se ha dicho que si hay dinero los alimentos se pueden comprar y que es más barato traerlos de fuera que producirlos aquí. Hoy la realidad está demostrando que no es cierto, que los alimentos escasean y los precios se incrementan, algunos tienen dinero para comprar, pero quien produce el alimento es quien tiene el sartén por el mango y tiene la opción de venderle a quien pague más.Por eso ahora el tema de los alimentos adquiere un sentido político de mayor peso, porque hoy más que nunca será la forma de dominación y dependencia de unos pueblos hacia otros y la tendencia parece indicar que El Salvador será un pueblo dependiente, a menos que se diseñen e implementen políticas orientadas a reactivar la capacidad productiva del agro y a recuperar la mística de trabajo de los agricultores, bastante diezmada por el impacto de las remesas y por los altos precios de los insumos.




Una sola medida concreta está adoptando el Ministerio de Agricultura, regalar semillas “mejoradas”. No sería extraño suponer que ARENA la utilizará como artículo promocional de su campaña electoral y que los agricultores beneficiados serán los más cercanos a los Concejos Municipales areneros; esta visión de la realidad está muy, pero muy lejos de aportar soluciones al problema de los alimentos, es necesario dejar a un lado los discursos de teatro y llevar a la práctica propuestas que vayan orientadas a transformar el modelo productivo actual, donde la seguridad alimentaria del pueblo, que es la base de la Soberanía Nacional, sea el eje principal de cualquier acción.Para transformar el modelo productivo es fundamental el acceso a la tierra, al agua y a las semillas, pero no a las semillas híbridas que produce y vende Monsanto, que contaminan los campos, provocan dependencia y profundizan la pobreza, si no a las verdaderas semillas, a nuestras semillas, las semillas de múltiples formas, tamaños y colores que por siglos han seleccionado y mejorado nuestros antepasados.




Las transnacionales agrícolas y los funcionarios gubernamentales a su disposición, tienden a desacreditarlas asegurando que los índices de producción son bajos y por lo tanto es baja su rentabilidad; sin embargo, la razón de fondo es el miedo, saben que el uso y conservación de estas semillas les da poder a los agricultores y amenaza sus intereses económicos y de dominación política, porque son más que semillas, son la esencia de nuestra cultura, son la fuerza que está inspirando la lucha de muchos pueblos y también son el camino para la sobrevivencia.No son en vano las palabras de Jesús cuando dijo: La semilla que cayó en buena tierra es aquel que oye (o lee) la palabra y la comprende. Este ciertamente dará fruto y producirá cien, setenta o treinta veces más.*CESTA Amigos de la Tierra




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